12.11.06

Juan en Perfil

ENTREVISTA A JUAN MINUJIN
Un seductor retraído

Debutó en TV con un programa de Matías Martin. Se fue de Telefe porque le pesaba la exigencia del rating. Debutó en el San Martín con una pieza dirigida por Tantanian.

Por Mercedes Halfon
DIFICULTADES. "La estructura del teatro, los problemas institucionales interfieren en el proceso creativo", asegura.

"Yo te toco... un poco, un poco... y a ti te gusta”, era la frase de cabecera del italiano seductor con el que Juan Minujín se dio a conocer en el mundillo teatral hace unos años. El personaje era parte de la galería de seres eróticos y extravagantes que poblaban Hermosura, el espectáculo de danza-teatro que el grupo El Descueve estrenó allá por 2001. Ese personaje viajó también a la pantalla chica, en Arde Troya, el programa que Matías Martin condujo por América. “Al principio, yo me escribía los monólogos, como el programa tenía nada de rating –se ríe–, podía hacer lo que quería. Cuando pasó a Telefe ya había más presiones, me pedían que dure un minuto, todo el mundo opinaba, y ya no me dieron ganas. Así que me fui.”

Después de eso, entre otras cosas, Minujín protagonizó Un año sin amor, la película de Anahí Berneri, donde compuso un gay sadomasoquista bastante lacónico. Ahora, aunque participó este año en algunas emisiones de Mujeres asesinas, está abocado a su trabajo en cine y en teatro. Acaba de estrenar la excelente Cuchillos en gallinas en el Teatro San Martín, dirigido por Alejandro Tantanián.

—¿Cómo te sentís trabajando en el San Martín?
—Me resulta muy placentero por mis compañeros y Alejandro Tantanián. La estructura del teatro es difícil, a veces los problemas institucionales interfieren en el proceso creativo. Es distinto ensayar con unos amigos una obra en algún lado, con una plata que te dieron. Acá estás mezclado con los problemas de maquinaria... qué sé yo. Creo que en el San Martín con un director con el que no tenés mucha onda...

—Te la regalo...
—Sí, eso.

—¿Y tenías alguna mitología en relación con este teatro, venías de chiquito?
—A los quince, cuando empecé a estudiar teatro con Cristina Banegas, ella estaba haciendo acá El padre con Alberto Ure. Vi obras buenísimas, sobre todo las de Ure, y el Hamlet de Bartis, que fue de lo más inspirador para mí.

—Hay algo sexual en los personajes que solés hacer. El italiano de El Descueve, el gay de Un año sin amor, incluso el molinero que interpretás en C uchillos en gallinas. ¿A qué lo atribuís?
—(Se ríe) En el molinero no lo veo tanto; es seductor, pero no tan erótico. Pero en los otros, sí. No sé a qué se debe. Soy tímido y retraído con estos temas. Lo que se dio con El Descueve fue una red de confianza que me permitió sentirme libre para improvisar. Creo que El Descueve en sí mismo tiene una energía muy sexual, y Un año sin amor estaba atravesada por eso. Hace poco hice una película, El cielo elegido, en la que hacía de un cura con conflictos de fe... otra cosa. Probablemente después, viéndola aparezca algo sexual (se ríe). Debe tener que ver conmigo, pero en el campo artístico, no es que yo sea así, hay algo que por suerte se libera ahí...

—¿Estás con otra película?
Zenitram, una adaptación de un cuento de Sasturain que dirige Luis Barone. Es sobre un superhéroe argentino. Y yo soy el superhéroe, así que estoy ensayando con capas y arneses. Es una coproducción con España y EE.UU., la primera película industrial en la que trabajé.

Y una última pregunta:Marta Minujín es tu tía, ¿qué nos podés contar de su relación?
—Marta es mi tía. Espero que no titulen la nota “El sobrino de Marta” porque me muero. Yo tengo buena onda con ella y todo, pero no es un pilar en mi vida, no es que yo digo “Me abrió el camino artístico mi tía Marta”; la veo una vez por año...

—Bueno, está bien. No lo vamos a poner de título. (risas)

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