19.11.06

Algunos espectadores nos escriben:


Ayer fui a ver Cuchillos... Arrastré mujeres a la función y te comento que, como esperaba, el texto de por si mueve comentarios muy interesantes... El poder y la palabra fueron históricamente de propiedad ajena y la obra lo plantea bien.
Ya te había dicho que me daba curiosidad ver tu puesta porque la obra es un mundo que a mí me conmovió mucho.
Antes que nada, me impactó el espacio (luz, diseño, todo). El suelo-cielo y el suelo-comida son mis preferidos.
Muy efectivo y muy sugerente porque dice una enormidad de cosas antes de que se escuche la primera voz. En seguida se piensa campo, crecer, sol, noche, trabajo, tierra, tiempo, afuera, adentro...
Los tres personajes son personajes actoralmente deseados. Envidié la oportunidad de Ferrero. Siento que el personaje de la mujer es un lujo y la actriz lo sostiene muy bien... ella arrastra la piedra del molino.
Quería saludarte al salir pero te perdí de vista. Un beso grande y nos vemos pronto.

Paula B.

A ver... apunto algunas cosas que me pasaron.
Creo que lo de Gaby atraviesa momentos de una intensidad que se me hará difícil de olvidar. Hubo momentos donde esa representación me limpió toda imagen y cayó cenitalmente sobre cualquier sentido que podía construir.
Mujeres diciendo, mujeres en la soledad nombrando para olvidar. Mujeres a la intemperie. Hay algo de esencial, no puedo explicar qué. Desde mí, sólo una sensación y un homigueo en el pecho en la sonoridad de una partitura fabulosa.
Hay un peso que gravita desde el texto, y su condensación, y atraviesa sentidos. En el contexto, campo desolación y a la vez cercanía. Suma cercanía.
Llamativamente los silencios, el peso de callar, de sostener la implosión de la palabra. Cuando el decir se hace añicos y se pulveriza en los cuerpos. Cuando los personajes paran, se detienen sobre sus pasos pero el movimiento previamente creado construye un clima
La puesta qué decir... El junco, el grano en el piso. La sonoridad. Me gustó el tiempo, la reiteración y el aroma de las naranjas, una nimiedad que en el exceso del dispositivo me gustó mucho.

Juanjo S.

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