28.10.06

La Prensa dijo hoy

Una imagen de la puesta en escena / Foto © Ernesto Donegana

EL DIRECTOR PONE EN ESCENA HOY CUCHILLOS EN GALLINAS DE DAVID HARROWER EN EL TEATRO SAN MARTIN

Tantanian enaltece la comunicación

En la Inglaterra profunda, una campesina, su marido, y el hombre que le enseña a leer y escribir a la mujer, dibujan un triángulo que contiene la idea del saber como salvación. Actúan Gaby Ferrero, Juan Minujin y Diego Velázquez.

Decenas y decenas de juncos suspendidos conforman la escenografía de Cuchillos en gallinas del autor escocés David Harrower que hoy, a las 20.30, en la sala Cunill Cabanellas del San Martín, dará a conocer el director Alejandro Tantanian (Los mansos).
Harrower pertenece a esa nueva generación de dramaturgos europeos a los que es muy dificíl permanecer indiferente. Su pieza ambientada en un paisaje rural de la Inglaterra profunda, presenta un triángulo amoroso (que protagonizan los actores Gaby Ferrero, Juan Minujin y Diego Velázquez) entre una campesina, su tosco marido y un molinero, que es odiado por la supersticiosa comunidad en la que viven.
Alejandro Tantanian del que en este momento también puede verse Los mansos en un teatro del Abasto, dice que una versión de esta pieza en formato semimontado, se conoció durante el Festival Internacional de Buenos Aires, en 2003, como parte de un ciclo de intercambio entre autores argentinos e ingleses.
Su autor David Harrower nació en Edimburgo, Escocia, en 1966, es de la misma generación del autor de Trainspotting, Irvine Welsh, “pero nada tiene que ver con él en cuánto a estilo”, dice Tantanian. Cuchillos... es la primera pieza de este autor y se conoció en 1995.

FÁBULA MORAL
“A diferencia de Cuchillos... en la que plantea una original mirada sobre el tema de la creación que no lo asemejan a ninguno de los autores ingleses conocidos, en su última pieza Blackbird se observa un mayor acercamiento a Tom Stoppard o Harold Pinter”.
"Cuchillos en gallinas, es una pieza muy atractiva porque al ser ambientada en un medio rural -agrega el director-, en la que parece que el tiempo se hubiera detenido, le permite tocar ciertas zonas de lo humano, que quizás están muy escondidas detrás del comportamiento burgués, o de aquellos que vivimos en las grandes ciudades. Su obra es una fábula moral, de una gran densidad metafísica”.
“En la pieza no se salva ni se condena a nadie”. sintetiza Tantanian y agrega que “sus personajes se mueven entre la luminosidad y la oscuridad. Cada uno tiene sus motvos para reaccionar de la manera que lo hacen”, explica el director.
Cuando se le consulta a Alejandro Tantanian si Cuchillos en gallinas tiene algo en común con Los mansos en la que sus protagonistas también coinciden en un triángulo amoroso, señala que “las dos piezas tienen que ver con cierta zona de lo espiritual. Dostoievski del que incluí textos en Los mansos es un autor que mantuvo un dialogo enriquecedor en sus relatos que hablan de lo divino y lo humano. Ese pensamiento tan cercano al acto creativo, que lo acerca a zonas metafísicas de la experiencia humana también están presentes en la dramaturgia de Harrower, por eso mi interés en querer hacer esta pieza”.

TRAMA CON LABRADOR
En Cuchillos en gallinas una mujer casada con un labrador desde hace poco tiempo, tiene la obsesión de tratar de encontrar la palabra exacta que defina a los objetos. “En esa duda que plantea el autor aparece la idea de la creación, de bautizar con otros nombres a un objeto con el fin de identificarlo mejor”, sostiene el director.
Sobre la historia que reúne a los personajes, Tantanian señala que “por accidente la mujer se encuentra con el molinero, comienza a frecuentarlo y él le enseña los secretos de la escritura, de ese modo a ella se le revela un mundo nuevo. El molinero a su vez es un ser solitario. No está casado y lee y escribe intensamente. Representa al desclasado porque en una sociedad como esa, ese hombre es dueño de una máquina y está más ligado al capital que a a la pobreza. El marido a su vez conciente esos encuentros entre su mujer y el molinero”.
¿Por qué ese título? “Tiene que ver con el uso que el autor hace del lenguaje, en el que en la mayoría de sus diálogos no aparecen los verbos. Fíjese que no dice "cuchillos matando o atravesando gallinas". Aunque David Harrower hace mucho hincapié en el empleo de la poética del relato, es la acción la que vehiculiza el lenguaje, por eso requiere de los actores un gran trabajo corporal”.
Con asesoría literaria de Josefina Delgado, la iluminación es de Jorge Pastorino, la escenografía y el vestuario son de Oria Puppo y la música de Guillermina Etkin. Las funciones continuarán de miércoles a domingos, a las 20.30.

Juan Carlos Fontana

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