12.9.06

Un campo

Tal vez uno pueda recorrer - alguna vez - un campo y encontrarse - en silencio y sobre la espesa vegetación - a Andrei: la charla sería enorme, entonces: sobre el campo, el silencio y la espesura. Si alguien supo alguna vez hablar de las relaciones entre arte y espíritu, ése fue Andrei Tarkovski - su obra está allí: horadando silenciosamente el tiempo, permaneciendo, alimentando el presente. Cuchillos en gallinas - la pieza de Harrower - plantea preguntas afines a Tarkovski: el sentido del sacrificio, el por qué de las palabras y las cosas, el misterio de la existencia, el dolor del encierro, las ansias de ser otro - siempre ser otro: todas esas preguntas, todas esas heridas sangran en las películas de Tarkovski. Por eso esta foto de él en un campo - ése campo - el campo en donde la mujer joven de Harrower cree ver el alma de Pony liberada del yugo de la existencia, el campo en donde el molinero deja de ser molinero, el campo: ese campo en donde ella misma puede - con propias manos - ayudar a nacer a un nuevo caballo. Ojalá que en este campo, el que construimos día a día para presentar Cuchillos en gallinas, pueda pasearse y charlar Andrei Tarkovski.

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