19.10.06

Hoy en Ambito Financiero

Diego Velázquez protagonizará «Cuchillos en gallinas»

Presentada como semi-montado en el IV Festival internacional de teatro de Buenos Aires (FIBA), «Cuchillos en gallinas» de David Harrower (Edimburgo, 1966) fue la obra con la que debutó, en 1995, este valioso dramaturgo escocés, también autor de «Kill the old, torture their young», «Presence», «Dark Heart», «Blackbird». Sin embargo, ninguno de estos títulos igualó al éxito obtenido con «Cuchillos en gallinas» («Knives in hens») que ha sido considerada una de las piezas más potentes de la década del '90 en toda Europa.

La versión que se conocerá el jueves 26 de octubre en la Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín fue dirigida por Alejandro Tantanian y puede considerarse como el lanzamiento oficial de este autor en el circuito teatral porteño.

Dialogamos con uno de los protagonistas de esta nueva puesta, Diego Velázquez, quien viene respaldado por una sólida trayectoria en el medio. Entre sus últimos trabajos se destacan «Decidí canción», que acaba de finalizar su tercera temporada bajo la dirección de Gustavo Tarrío; «23.344» (Centro Cultural Ricardo Rojas, 2004) y el biodrama «El niño en cuestión» (Teatro Sarmiento, 2005) estos dos últimos dirigidos por Ciro Zorzoli.

En «Cuchillos en gallinas» compone a un rústico labrador cuya esposa (Gaby Ferrero) está obsesionada por el lenguaje e intenta encontrarse a sí misma a través de las palabras. Esto la lleva a relacionarse con el molinero del lugar (Juan Minujín) un hombre dotado para la escritura, pero a quien esa comunidad supersticiosa y murmuradora se ha propuesto segregar.

«Esto no es 'El cartero llama dos veces'» -apunta el actor- «Si bien hay un triángulo amoroso que deriva en crimen, el autor recurre a un lenguaje muy poético que lo aleja del típico policial negro al estilo 'mujer encuentra amante y entre los dos matan al marido'. La obra tiene algo de ese género y sus protagonistas son individuos bien concretos y reconocibles, pero no admiten un enfoque psicologista. Ellos hablan de cosas inasibles, del uso del lenguaje y del poder de la palabra.»

Periodista: Para ensayar «Cuchillos...» tuvo que abandonar el elenco de «Rey Lear» ¿Fue provechoso trabajar bajo las órdenes de Jorge Lavelli?

Diego Velázquez: «Rey Lear» fue un proyecto que de entrada vino muy complicado, parecía que estaba maldito. Hubo varias postergaciones, actores que se enfermaron... pero para mí era la posibilidad de conocer a lo que comúnmente se conoce como un «gran director», en este caso Lavelli. Y, además, trabajar en una gran sala como la Martín Coronado y con Alfredo Alcón que después se bajó del proyecto. Más allá de los resultados de la obra, mi encuentro con Lavelli fue una de las cosas más desagradables que me sucedió.

P.: ¿Lo maltrató?

D.V.: Un maltrato total e innecesario. Yo tenía un papel muy secundario (el rey de Francia), pero hasta ese momento siempre había trabajado con directores que apreciaban mi trabajo y que por eso mismo me convocaban. Directores que trabajan junto a sus actores en profundidad y no bajando un saber de enciclopedia que sólo sirve para las entrevistas y nada más. Las entrevistas se leen, pero el teatro es acción. La experiencia que viví con Lavelli no cumplió con mis expectativas, ni de lejos.

P.: Volvamos a «Cuchillos en gallinas» ¿Puede darnos algún ejemplo de esa obsesión por el lenguaje que domina la obra?

D.V.: En la primera escena, la mujer llega alucinada porque vio un charco. Un charco que no es agua barrosa sino de agua cristalina, en el que abajo se ven hojitas. «¿Tenés un nombre para eso?», le pregunta a su marido. «Charco», dice él. «No, no, el nombre correcto», insiste ella. «El nombre correcto es charco. Charco es siemprecharco. Oscuro, claro es lo mismo. No preguntés más». A él no le gusta que ella quiera llegar al fondo del sentido y es muy interesante como estos dos seres tan rústicos, que no saben usar las palabras, traten de desentrañar qué es una metáfora. Esta obra es una joyita.

P.: ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

D.V.: Fuimos pre seleccionados con Gustavo Tarrío y Moro Anghileri para el Proyecto Cruce. Vamos a presentar «Supers» que es la proyección de una película sobre superhéroes con los actores haciendo el sonido en vivo. Como muchas de las escenas transcurren en un supermercado queremos montar un autocine en la playa de estacionamiento de un importante supermercado. Empezamos a rodar en febrero ya que el montaje tiene que estar listo para la próxima edición del FIBA (septiembre de 2007).

Entrevista de Patricia Espinosa

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